Octubre: Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama
El Mes de
Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, que se celebra en todo el mundo cada
mes de octubre, contribuye a aumentar la atención y el apoyo prestados a la
sensibilización, la detección precoz, el tratamiento y los cuidados paliativos.
Cada año se
producen 1,38 millones de nuevos casos y 458 000 muertes por cáncer de mama
(IARC Globocan, 2008). El cáncer de mama es, de lejos, el más frecuente en las
mujeres, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En
los países de ingresos bajos y medios, su incidencia ha aumentado
constantemente en los últimos años debido al aumento de la esperanza de vida y
de la urbanización, así como a la adopción de modos de vida occidentales.
Los conocimientos
actuales sobre las causas del cáncer de mama son insuficientes, por lo que la
detección precoz sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta
enfermedad. Cuando se detecta precozmente, se establece un diagnóstico adecuado
y se dispone de tratamiento, las posibilidades de curación son elevadas. En
cambio, cuando se detecta tardíamente es raro que se pueda ofrecer un
tratamiento curativo. En tales casos son necesarios cuidados paliativos para
mitigar el sufrimiento del paciente y sus familiares.
La mayoría de las
muertes (269 000) se producen en los países de ingresos bajos y medios, donde
la mayoría de las mujeres con cáncer de mama se diagnostican en estadios
avanzados debido a la falta de sensibilización sobre la detección precoz y los
obstáculos al acceso a los servicios de salud. El caso de María (véase más
adelante) ilustra esta situación dramática que afecta a miles de mujeres en
entornos con escasos recursos, pero que se puede cambiar si se implantan
programas de salud pública adecuados.
La OMS fomenta los
programas integrales de lucha contra el cáncer de mama como parte de los planes
de lucha contra el cáncer. Las estrategias recomendadas de detección precoz
para los países de ingresos bajos y medios son el conocimiento de los signos y
síntomas iniciales y la demostración de cómo se realiza la autoexploración de
la mama. Los programas de detección mamográfica son muy caros y solo resultan
viables en países con una buena infraestructura sanitaria que se puedan costear
programas a largo plazo.
Nuevas orientaciones sobre actividad física podrían reducir el riesgo de los cánceres de mama y colon
Nota para los medios de información
4 de febrero de 2011 - Realizar
cada semana 150 minutos de una actividad física moderada puede reducir el
riesgo de padecer cáncer de mama o de colon, según a las nuevas recomendaciones
mundiales sobre actividad física y salud que la Organización Mundial de la
Salud (OMS) ha publicado hoy coincidiendo con el Día Mundial contra el Cáncer.
«La actividad física desempeña una importante función en la
reducción de la incidencia de determinados cánceres», ha afirmado el Dr. Ala
Alwan, Subdirector General de la OMS de Enfermedades No Transmisibles y Salud.
«La inactividad física ocupa el cuarto lugar entre los factores de riesgo de
todas las defunciones a escala mundial, y el 31% de la población del mundo no
realiza ninguna actividad física.»
En 2008, casi 460 000 mujeres murieron de cáncer de mama, mientras
que cerca de 610 000 hombres y mujeres murieron de cáncer colorrectal.1
Actividad física recomendada
Según las nuevas recomendaciones, a partir de los 18 años, un
mínimo de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada puede
reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, en particular
cánceres de mama y colon, diabetes y cardiopatías. Entre los 5 y los 17 años,
un mínimo de 60 minutos de actividad física entre moderada e intensa puede
proteger la salud de los jóvenes y, a su vez, reducir el riesgo de padecer esas
enfermedades.
Aumento de la inactividad
La inactividad física está aumentando en muchos países, lo que
repercute de forma importante en esos cánceres, además de en otras enfermedades
no transmisibles tales como las cardiovasculares y la diabetes. La inactividad
física se asocia con lo siguiente:
- 3,2 millones de muertes al año, de ellas 2,6 millones en países de ingresos bajos y medianos;
- más de 670 000 muertes prematuras (personas de menos de 60 años);
- un 30% de la carga de diabetes y cardiopatía isquémica.
Otros factores que contribuyen al cáncer
La comunidad internacional tiene que prestar atención también a
las investigaciones sobre otros factores que contribuyen al cáncer. El Centro
Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), el organismo de la OMS
especializado en el cáncer, encabeza los estudios sobre los factores de riesgo
del cáncer.
El Profesor Chris Wild, Director del CIIC, ha declarado: «La
inactividad física es un factor de riesgo de las enfermedades no transmisibles,
pero es modificable y, por consiguiente, puede ser de gran importancia para la
salud pública. Modificar el grado de actividad física plantea retos a escala
personal, y también los plantea a escala social».
Día Mundial contra el Cáncer
El Día Mundial contra el Cáncer se celebró por primera vez en
2005, bajo los auspicios de la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC).
Este año coincide con los preparativos de la reunión de alto nivel de la
Asamblea General de las Naciones Unidas sobre prevención y control de los
cánceres y los otros tres tipos más mortíferos de enfermedades no transmisibles
(las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas y
la diabetes), el 19 y 20 de septiembre de 2011. Esas cuatro enfermedades son
responsables de más del 60% de la mortalidad mundial total, es decir, unos 35
millones de personas cada año.
El Dr. Eduardo Cazap, Presidente de la UICC, ha declarado: «La
cumbre de las Naciones Unidas sobre enfermedades no transmisibles ofrece una
oportunidad histórica para que los gobiernos se comprometan a aplicar programas
que eviten el sufrimiento y la muerte de millones de personas por causa de los
cánceres y otras enfermedades crónicas. Las enfermedades no transmisibles están
aumentando de modo espectacular, en particular en los países en desarrollo,
donde se registran casi el 80% de las muertes. Desafortunadamente, la evolución
de los modos de vida, por ejemplo la disminución de la actividad física, está
deteriorando la salud de las personas, lo que, a su vez, las hace más propensas
a padecer enfermedades tales como el cáncer.»
Las recomendaciones en materia de actividad física se prepararon,
en parte, para proporcionar a los Estados Miembros de la OMS la base científica
necesaria para elaborar políticas destinadas a programas de actividad física
que promuevan la buena salud. La mayoría de los países, en particular los de
ingresos bajos y medianos, carecen de directrices nacionales sobre actividad
física.
A escala mundial, los cánceres de pulmón, mama, estómago, hígado y
colon y recto son causantes de la mayoría de las defunciones por cáncer. En
2008, la mayor parte de la mortalidad por cáncer se registró en las regiones
menos adelantadas, y se prevé que si no se adoptan medidas aumentará en los
próximos decenios.
Nota para los redactores
El cáncer es la segunda causa de muerte a escala mundial, por
detrás de las enfermedades cardiovasculares. Se dispone de amplios
conocimientos sobre las causas del cáncer y las intervenciones para prevenirlo
y tratarlo. Se pueden disminuir y controlar los cánceres poniendo en práctica
estrategias basadas en datos probatorios encaminadas a prevenir el cáncer y
detectarlo precozmente y a tratar a los pacientes con cáncer.
Entre los factores de riesgo se cuentan los siguientes:
- consumo de tabaco;
- infecciones crónicas por virus tales como el de la hepatitis B (cáncer de hígado) y del papiloma humano (cáncer cervicouterino);
- sobrepeso u obesidad;
- radiaciones;
- algunos factores alimentarios;
- inactividad física;
- uso nocivo del alcohol;
- algunas exposiciones en el entorno laboral;
- diversos productos químicos del medio ambiente.
Se dispone de estrategias de prevención para evitar los factores
de riesgo, por ejemplo, el Plan de acción 2008-2013 de la Estrategia mundial
para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles.
Otras estrategias conexas:
- las Recomendaciones mundiales sobre actividad física en pro de la salud
- el Convenio Marco para el Control del Tabaco
- la Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol
- la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud.
Otras estrategias de prevención son la vacunación contra el virus
del papiloma humano (HPV) y el virus de la hepatitis B (HBV), que son causas
importantes del cáncer cervicouterino y del cáncer de hígado, respectivamente;
el control de los peligros del entorno laboral y del medio ambiente, y evitar
la exposición excesiva a la luz solar.
Contactos para los medios de información
Paul Garwood
Responsable de comunicación
Organización Mundial de la Salud
Teléfono: +41794755546
E-mail: garwoodp@who.int
Responsable de comunicación
Organización Mundial de la Salud
Teléfono: +41794755546
E-mail: garwoodp@who.int
Nicolas Gaudin
Organización Mundial de la Salud, CIIC
Celular/móvil: +33 680 572 966
E-mail: gaudin@iarc.fr
Organización Mundial de la Salud, CIIC
Celular/móvil: +33 680 572 966
E-mail: gaudin@iarc.fr
Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud
Prevenir las enfermedades no transmisibles
La OMS ha elaborado las Recomendaciones mundiales sobre la
actividad física para la salud con el objetivo general de proporcionar a
los formuladores de políticas, a nivel nacional y regional, orientación sobre
la relación dosis-respuesta entre frecuencia, duración, intensidad, tipo y
cantidad total de actividad física y prevención de las enfermedades no
transmisibles (ENT).
Las recomendaciones que figuran en ese documento distinguen tres
grupos de edad: 5-17 años, 18-64 años y más de 65 años. A continuación se
indican las recomendaciones para cada grupo de edad. Para más información, haga
clic abajo y descargue el documento completo, o pulse un grupo de edad concreto
para consultar las recomendaciones específicas.
Jóvenes (5 a 17 años)
Para los niños y jóvenes de este grupo de edades, la actividad
física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas,
educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la
escuela o las actividades comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones
cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de
ENT, se recomienda que:
- Los niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
- La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.
- La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
Adultos (18 a 64 años)
Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física
consiste en en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo,
paseos a pie o en bicicleta), actividades ocupacionales (es decir, trabajo),
tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de
las actividades diarias, familiares y comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y
musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT y depresión, se
recomienda que:
- Los adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
- La actividad aeróbica se practicará en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.
- Que, a fin de obtener aún mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edades aumenten hasta 300 minutos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien hasta 150 minutos semanales de actividad física intensa aeróbica, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
- Dos veces o más por semana, realicen actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
Adultos mayores (de 65 años en adelante)
Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física
consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo,
paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona
todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o
ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y
comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y
musculares y la salud ósea y funcional, y de reducir el riesgo de ENT,
depresión y deterioro cognitivo, se recomienda que:
- Los adultos de 65 en adelante dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
- La actividad se practicará en sesiones de 10 minutos, como mínimo.
- Que, a fin de obtener mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edades dediquen hasta 300 minutos semanales a la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien 150 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
- Que los adultos de este grupo de edades con movilidad reducida realicen actividades físicas para mejorar su equilibrio e impedir las caídas, tres días o más a la semana.
- Convendría realizar actividades que fortalezcan los principales grupos de músculos dos o más días a la semana.
- Cuando los adultos de mayor edad no puedan realizar la actividad física recomendada debido a su estado de salud, se mantendrán físicamente activos en la medida en que se lo permita su estado.
·
Las mujeres que realizan
actividad física exhaustiva a lo largo
·
de la adolescencia y de
los primeros años de madurez son las
·
que resultan más
beneficiadas.
·
Aunque sólo un cuarto de
los cánceres de mama aparecen en la
·
premenopausia, los tumores
en mujeres jóvenes habitualmente son
·
mas agresivos que en
mujeres que ya han pasado la menopausia. En
·
un estudio de seis años
(Estudio sobre la Salud de las Enfermeras),
·
los investigadores
analizaron la actividad física en la adolescencia y la
·
madurez de 64.777
participantes, desde los 12 años hasta su edad
·
actual (la franja de edad
al inicio del estudio de las participantes era
·
de 33-51 años). La
actividad física se dividió en exhaustiva (e.g.
·
correr, deportes de
raqueta, largos de natación), moderada (e.g.
·
gimnasia, aeróbic) o
ligera. A cada tipo de actividad se le asignó un
·
valor metabólico
equivalente (MET en inglés); la cantidad total se
·
calculaba según los
MET/horas semanales multiplicando las horas
·
semanales de cada una de
las actividades por su valor MET
·
correspondiente y luego
sumándolas todas. Los casos de cáncer de
·
mama entre las
participantes del estudio también fueron confirmados
·
con informes médicos.
·
Las mujeres cuya actividad
física superaba los 54 MET/horas
·
semanales tenían un 23%
menos de posibilidades de contraer cáncer
·
de mama invasivo antes de
la menopausia que las que no llegaban a
·
los 21 MET/horas
semanales. Los autores del estudio observaron un
·
umbral: las mujeres que
superaban los 39 MET/horas semanales (el
·
equivalente a 3,25 horas a
la semana corriendo o 13 horas
·
semanales andando) también
tenían un 23% menos de incidencia de
·
cáncer de mama en la
premenopausia que aquellas que no llegaban a
·
esa cifra. La actividad
física en las edades más tempranas (12-22) iba
·
asociada a la máxima
protección, incluso entre las participantes que
·
luego pasaron a ser menos
activas. La menarquía, así como otras
·
características
menstruales o el índice de masa corporal no afectaba
·
la relación entre la
actividad física i el riesgo de cáncer de mama.
·
Comentario
·
Los autores apuntan que,
aunque otros estudios sobre la actividad
·
física y el riesgo de
cáncer de mama antes de la menopausia no han
·
obtenido resultados
relevantes, la actividad física no siempre fue
·
evaluada con el detalle
suficiente o también en la adolescencia. Una
·
limitación importante de
este estudio es que se ha centrado
·
principalmente en
enfermeras de raza blanca y los resultados puede
·
que no sean aplicables a
mujeres de etnias distintas. Aún así, el
·
mensaje es claro:
diagnosticar un cáncer de mama antes de la
·
menopausia es menos
probable en mujeres que realizan actividad
·
física habitualmente.
·
Artículo en inglés
NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE July 3, 2008
Lifetime Physical Activity and Risk for Premenopausal Breast Cancer
Andrew M. Kaunitz, MD reviewing Maruti SS et al. J Natl Cancer Inst
2008 May 21.
1. Andrew M. Kaunitz, MD
Women
who engaged in regular strenuous exercise during adolescence and young
adulthood benefited most.
1. Andrew M. Kaunitz, MD
Although
only one quarter of breast malignancies occur before menopause, tumors in young
women tend to be more aggressive than those in postmenopausal women. During a
6-year follow-up of 64,777 participants in the Nurses’ Health Study,
investigators assessed adolescent and adult physical activity as reported from
age 12 years to the participants’ current ages (age range at study entry,
33–51). Physical activity was defined as strenuous (e.g., running, racquet
sports, swimming laps), moderate (e.g., aerobics), or walking (categorized by
pace). Each form of activity was assigned a metabolic equivalent (MET) value;
total amounts were calculated as MET-hours per week (MET-hours/week) by
multiplying the weekly hours of each activity by the corresponding MET values
and summing all the values. Self-reported incident breast cancer was confirmed
with medical records.
Women
who reported lifetime physical activity of ≥54 MET-hours/week had a 23% lower
risk for invasive premenopausal breast cancer than did those reporting <21
MET-hours/week (P for trend, 0.04). The authors noted a threshold effect:
Women who reported ≥39 MET-hours/week (the equivalent of running 3.25
hours/week or walking 13 hours/week) also had a 23% lower incidence of
premenopausal breast cancer than did those engaging in fewer weekly MET-hours (P<0.05). Physical activity
during the youngest age range (12–22) was associated with the greatest
protection, even among participants who became less active later in life.
Adjusting for age at menarche, other menstrual characteristics, and BMI did not
change the association between physical activity and breast cancer risk.
Comment
The
authors note that, although other studies in which physical activity and risk
for premenopausal breast cancer was assessed have yielded inconsistent results,
total activity was not always evaluated in sufficient detail or during
adolescence. An important limitation of this study of primarily white nurses is
that the results might not apply to women of other ethnicities. Nonetheless,
the overall message is clear: Premenopausal breast cancer is less likely to be
diagnosed in adolescents and young adult women who engage in regular, strenuous
physical activity.
Cancer de mama: Ejercicios para mejorar
La actividad física mejora la calidad de vida de las
pacientes con cáncer de mama y alivia la atrofia muscular que les provocan la
enfermedad y los tratamientos. Aunque hasta ahora ya se habían destacado los
beneficios del ejercicio para la prevención de ciertos tipos de tumores, es la
primera vez que se destacan sus ventajas para aliviar la fatiga crónica que
afecta a este colectivo.
Estas conclusiones se extraen de un trabajo de la
Universidad Europea de Madrid en colaboración con el Gabinete Médico Deportivo
del Ayuntamiento de Miranda de Ebro (Burgos) y que ha sido galardonado con el
Premio Nacional de Investigación en Medicina Deportiva de la Universidad de
Oviedo.
Los autores de la investigación, dirigidos por el
catedrático Alejandro Lucía, compararon la evolución de 16 mujeres
supervivientes de un cáncer de mama (entre 40 y 60 años) divididas en dos
grupos: la mitad fue asignada a un programa de entrenamiento suave, tres
sesiones semanales de 90 minutos supervisadas por un especialista, mientras
que el resto mantuvo los hábitos sedentarios que caracterizan a estas
pacientes.
La combinación a lo largo de ocho semanas de trabajo
aeróbico (20 minutos de suave pedaleo) y fuerza, a base de varias series con
pesas dirigidas a trabajar todos los grupos musculares y aumentar la
movilidad de las articulaciones, permitió aliviar la fatiga crónica de las
ocho mujeres, que mejoraron sensiblemente su estado respecto a las que no
hicieron ejercicio.
"No sólo es importante que se hayan observado
mejorías en un periodo tan corto", señala el profesor Lucía a
'elmundosalud.com, "sino que hemos empleado una aproximación integral
que nos permite rebatir las actuales recomendaciones: Ante esa sensación
crónica de cansancio lo mejor es fatigarse un poquito todos los días",
concluye.
Después de las ocho semanas, el grupo del
entrenamiento no sólo redujo sus niveles de grasa corporal sino que las
mujeres experimentaron una sensible mejoría tanto de su función física y su
fuerza muscular, como sobre todo de su calidad de vida, tal y como ellas
mismas confesaron en los cuestionarios que respondieron al finalizar el
estudio.
De hecho, las 16 han pedido poder continuar con este
programa una vez finalizado el estudio, tal y como explica a
'elmundosalud.com' Fernando Herrero, el médico deportivo que supervisó su
seguimiento. "Ellas estaban muy motivadas y lo habían asimilado muy
bien", señala, al tiempo que destaca las relaciones sociales y los
sentimientos de compañerismo que surgieron en el grupo. Ahora son ellas mismas
quienes se pagan el gimnasio aunque el Ayuntamiento de Miranda sigue
supervisándolas gratuitamente para evitar la aparición de lesiones.
El doctor Herrero trata ahora de que la experiencia
pueda extenderse a otros grupos de mujeres aunque, mientras tanto, recomienda
a los pacientes que hayan superado un cáncer que "salgan a pasear,
saquen al perro, suban las escaleras andando, eviten coger el coche...",
actividades que no serán tan completas como este programa pero les permitirán
aliviar esa sensación de fatiga.
Además, tal y como señala el profesor Lucía, estos
beneficios podrían verse ya desde la quimioterapia. "Nosotros hemos
comenzado con supervivientes de un cáncer de mama porque es un grupo más
fácil, pero cuanto peor está un paciente más se va a beneficiar del
ejercicio, que es un 'fármaco' buenísimo".
Larenses con todo en nacional de pista y ruta
Escrito por Williams Linárez Foto: Luis Salazar
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La representación larense de ciclismo hizo su presentación oficial en la sede de la Fundación de Deportes del estado Lara (Fundela) de cara al campeonato nacional prejuvenil federado de pista y ruta en honor a Gregoria Pacheco, que comienza este sábado en Barquisimeto. La rueda de prensa fue convocada por el presidente de Fundela, Carlos Rodríguez, el mandatario de la asociación de ciclismo, Michelle Mantola, el director de alto rendimiento, Telvis Torres, comisarios y personal logístico, quienes explicaron que esta competencia servirá para demostrar al pueblo larense el potencial que tienen los jóvenes de la selección, quienes son favoritos en las preseas. El equipo está conformado por Paola Torres, Marinés Pino, María Pinto, Cielo Riera, José Díaz, Cristofer Durán, Wil López, Carlos Peña, Luis Colmenárez, Luis Álvarez, Reinier Galíndez, Alexandro Verde y Kelvinger Mendoza. La carrera comenzará el sábado a las 2.00 pm en la contrarreloj para damas y caballeros, que partirá del sector Piedra Colorada, recorriendo Boca Ancha y así culminar en la avenida Alí Primera en el sector de Pavia. El domingo la prueba será en un circuito entre las avenidas Los Horcones y La Salle, con retorno en la calle 20 en el oeste de la ciudad. Desde el lunes hasta el viernes se competirá la modalidad pista en el velódromo Héctor Alvarado. El entrenador del equipo Yonathan Leal, afirma que desean superar su marca de 23 preseas obtenidas el año pasado en Trujillo y así mantener el título en casa.
1 / 1
En el
entrenamiento actual orientado a la salud, existe la tendencia de dar una
orientación más funcional a los ejercicios de entrenamiento. Dicha
funcionalidad, desde nuestro punto de vista, ha sido en muchos casos
malinterpretada y en otro "manipulada" y mercantilizada para
proponerla como panacea y "nuevo" método de entrenamiento.
Nosotros estamos
convencidos y creemos firmemente en la utilidad y los beneficios
de dicho entrenamiento funcional, pero observamos ciertas discrepancias con
mucha de la información y planteamientos que se están desarrollando y
relacionando con dicho concepto de "funcionalidad". Desarrollamos
el presente artículo con ánimo constructivo, partiendo de las
observaciones realizadas por algunos de nuestros alumnos y muchos de los
asistentes a seminarios y workshops, que nos hacen replantear y cuestionar
constantemente dicha cuestión con su incesante interés.
La primera
cuestión es terminológica, "entrenamiento funcional" (Tous, 1999)
en el entrenamiento deportivo atiende al entrenamiento de la vía neural
(sincronización-reclutamiento UM) con vistas a producir un óptimo rendimiento
muscular, debiendo diferenciarse del concepto de entrenamiento funcional (muy
en boga en EEUU) relativo a la funcionalidad de la tarea en relación a la
creación de movimientos que imiten las posiciones y situaciones naturales que
se podrían dar en situaciones reales de la vida cotidiana, o de la
competición deportiva (coincidimos con Tous (1999) en que se podría ajustar
más al denominado "entrenamiento cognitivo"), aunque tal y como
afirma dicho autor (Tous, 1999) es cuestión de escoger una u otra
terminología.
Entrenamiento funcional: ¿ejercicios con "transferencia" a las actividades de la vida cotidiana (AVC)?
Existen numerosas
propuestas de "entrenamiento funcional" , basadas en la
progresión en ejercicios en case a los requerimientos de estabilización, pero
entendemos muchos de ellos como meras propuestas de utilización de material y
ejercicios y no en una microprogresión lógica integrada en un proceso global
de entrenamiento.
El entrenamiento
funcional está definido en base a aquellos movimientos integrados y
multiplanares que implican aceleración conjunta, estabilización y
deceleración, con la intención de mejorar la habilidad del movimiento, de la
fuerza de la zona media y la eficiencia neuromuscular. Así la justificación
para dicho tipo de entrenamiento se basa en una mayor aplicación para las
actividades ¿cotidianas? y el empleo de ejercicios o actividades
"naturales".
Nosotros
consideramos que las actividades naturales en la sociedad actual, serán y son
distintas de los movimientos que podrían realizarse hace 1000, 100, 50 e
incluso 10 años y que dicha "naturalidad" (cotidiana, repetida,
etc.) será distinta en cada caso de la propia actividad del sujeto (¿debería
entrenar igual un conductor de transporte que un albañil o una peluquera?).
Además debemos considerar y plantear si no sería necesario un análisis mucho
más profundo al respecto, de la necesidad de un entrenamiento que implique
movimientos y grupos musculares menos solicitados o que poseen cierto
desequilibrio tónico-postural.
El entrenamiento
funcional no debería justificarse en base a una supuesta
"preparación" para actividades cotidianas que, ya de por sí, son
poco saludables, pues suponen un elevado estrés para determinadas estructuras
anatómicas. Así por ejemplo, estudios epidemiológicos han mostrado que cargas
importantes de cizalla, compresión, la mayor velocidad del tronco, momento de
fuerza extensor en el raquis, trabajo con cargas pesadas, parece aumenta la
frecuencia del dolor lumbar o el incremento del riesgo de lesión raquídea
(McGill, 2002).
Pongamos un
ejemplo con la rotación de tronco. El raquis en rotación, puede
alcanzar 90º a cada lado, siendo el raquis cervical el que aporta mayor
amplitud (45º-50º), seguido del segmento torácico (35º) gracias a la
disposición de sus apófisis articulares y, por último, el raquis lumbar,
donde la rotación es muy limitada: 5º (Kapandji, 1981).
Aunque hay que
resaltar que durante los movimientos de rotación los músculos del tronco se
activan para generar movimiento pero también para mantener el equilibrio y la
estabilidad raquídea (McGill, 1991; Ng, Richardson, Parnianpour y Kippers,
2002 en Vera-García Vera-García y col., 2005), dicha acción articular puede
ser realizada en unos límites saludables de unos 45º. Sobrepasar dicha
amplitud podría generar, principalmente (López, 2000):
·
Gran presión en discos intervertebrales
·
Rotura del núcleo y anillo del disco
·
Deformación y degeneración de los discos
intervertebrales
En muchos de los
planteamientos del entrenamiento funcional orientado a la salud, se justifica
la realización de rotaciones de tronco (sobrepasando dicha amplitud y con
manejo de cargas) en base una supuesta preparación para las actividades de la
vida diaria. Desde nuestro punto de vista, lo verdaderamente funcional sería
enseñar a desplazarse globalmente, antes que forzar con rotaciones máximas de
tronco fijando los pies (ver foto).
La carga raquídea
está influenciada por el peso de la misma así como por la velocidad de
extensión del tronco (Granata y Marras, 1995 citados por López, 2004). Davis
y Marras (2000) establecen que las actividades dinámicas juegan un papel
preponderante en las alteraciones lumbares, particularmente cuando el
movimiento se produce en varios planos simultáneamente y cuando la velocidad
es mayor.
Como objetivo
importante, dentro del entrenamiento funcional estará el desarrollo de una
correcta higiene postural (mantenimiento de adecuada ATPE en todas las
situaciones) y su aplicación a todas las situaciones cotidianas, desde la
manera de llevar la compra, entrar en un vehículo, hasta la manera de
conseguir una buena postura de descanso nocturno.
Por otro lado,
consideremos el concepto de "transferencia", definido como la
influencia o efecto que tiene la ejecución de un tipo de entrenamiento, o los
cambios en el propio ejercicio realizado o ambas cosas, sobre otra actividad
deportiva diferente. (González y Ribas, 2002)
Tal y como expone
González Badillo (González y Ribas, 2002) el entrenamiento es un proceso
permanente de intentos de transferencia (para el rendimiento deportivo o para
la salud). Cuando el ejercicio es exactamente igual que aquel con el que se
van a medir los resultados, no se puede hablar de transferencia (González y
Ribas, 2002).
Los ejercicios
libres presentan una mayor transferencia sobre le rendimiento atlético que
los realizados con máquinas (Stone y Borden, 1997 en González y Ribas, 2002).
Además la realización de dichos ejercicios libres supone una mayor incidencia
sobre los niveles de coordinación intermuscular, integración neurológica,
etc.
La transferencia
se producirá (a partir de González y Ribas, 2002) cuando se estimulan uno o
varios factores del rendimiento en la actividad receptora de la
transferencia, como pueden ser los ángulos en que se aplica la fuerza, tipo/s
activación muscular, fase del movimiento y velocidades-cadencias del mismo,
además de considerar los límites saludables de las acciones articulares
componentes del movimiento (en este caso cuando hablamos de fitness).
Debemos considerar
no perder de vista los principios básicos de entrenamiento. El desarrollo de ejercicios
integrados, variados, multiplanares, etc., será siempre adecuada si se
consideran los factores de estímulo mínimo (y por tanto necesidad de
repetición) para producir adaptaciones, debiéndose planificar y programar
dichos ejercicios atendiendo al nivel de carga (externa-interna) al nivel de
rendimiento actual del sujeto y el proceso global de entrenamiento.
¿Aislamiento muscular? vs. entrenamiento por cadenas musculares
Es muy común
referirse a los ejercicios con mayor o menor grado de "aislamiento"
muscular. Tal como expone Tous (1999) dicho término puede llevar a la
creencia de la posibilidad de aislar por completo un grupo muscular sin que
exista actividad en los músculos cercanos o que actúan como sinergistas,
recomendando el término preferenciación o implicación dominante
(Siff y Verhoshansky, 2000) como más apropiado y cercano a la realidad y
entendiendo pues que el entrenamiento más analítico y clasificado por grupos
musculares no atiende a una realidad (seguimos hablando de "entrenamiento
de bíceps" -¿entrenamos solo este músculo?- y no de "flexores de
codo").
Debemos considerar
el conjunto de factores que integran el movimiento humano. El movimiento
humano no es un hecho aislado, sino una sucesión de interacciones entre la
información sensorial, excitaciones e inhibiciones del Sistema Nervioso
Central y la acción de los propios músculos. Según H. Jackson, nuestro
cerebro no sabe de músculos, sino de movimientos; dicho de otra manera,
nuestro sistema nervioso actúa mediante movimientos y no mediante músculos
(Vélez, 2000). De alguna manera, podríamos afirmar, que las activaciones
analíticas (aisladas) de un músculo no existen, los movimientos implican la
concurrencia de agonistas, estabilizadores, etc. (sinergia muscular), pudiendo
establecer el trabajo muscular en forma de cadenas musculares.
Debemos empezar a
plantearnos la necesidad de no separar y entender de forma aislada los
distintos órganos y sistemas que componen una "máquina" tan precisa
y preciosa como nuestro cuerpo. Se ha de entender como un "todo"
que funciona como una orquesta, sonando acompasadamente en cada instante. Y
en esta idea está basado el principio de unidad funcional. La búsqueda
de interacciones y heterocronismos entre dichos órganos y sistemas deberá ser
considerado y abordado desde una perspectiva interdisciplinar (abarcando a
todas las ciencias).
La propuesta de entrenamiento
por "cadenas musculares" nos parece muy interesante y acertada,
pero deberíamos considerarla como una progresión dentro del proceso de
entrenamiento (desde nuestro punto de vista debiendo integrarse adecuadamente
en dicho proceso), pues si reflexionamos, cualquier "cadena" será
tan fuerte/rendirá en función de su eslabón más débil (factor limitante).
Quiere decir que si solicitamos una participación integrada de una cadena
muscular, debemos asegurarnos la respuesta adecuada de cada unos de sus
eslabones (músculos), a fin de evitar que en la realización de un movimiento
integrado algunas de las estructuras puedan lesionarse por no poseer una
buena capacidad de respuesta. Cuando controlar y ejecutar correctamente un
ejercicio en condiciones de alta estabilidad suponga todavía un problema,
¿deberíamos plantearnos situaciones mucho más abiertas e inestables?.
Inicialmente, antes de iniciar cualquier programa o estrategia de
entrenamiento, primero se deberíamos identificar los eslabones débiles
para después reducirlos al mínimo.
Las fuerzas
directrices de los componentes o eslabones esqueléticos derivan de
acciones musculares, que a su vez son controladas por el sistema nervioso.
Podemos considerar los movimientos generales, pues, como una manifestación de
actividades integradas en un complejo que suele denominarse sistema
neuromuscular (Gowitzke y Morris, 1999). Dichos eslabones, en su concepto
original concebido desde la ingeniería, implican solapar los miembros
articulados unidos con pivotes que actúan como ejes de rotación.
Reuleaux (citado
por Gowitzke y Morris, 1999) introdujo el término "cadena
cinemática" para referirse a un sistema mecánico de eslabones, en el que
el movimiento de un eslabón tiene unas relaciones determinadas con todos los
demás eslabones del sistema (Gowitzke y Morris, 1999), por lo que para el
perfeccionamiento de un movimiento estará implicado la unión de las cadenas
cinemáticas, las cuales poseen muchos grados lineales y rotatorios de
libertad (Siff y Verhoshansky, 2000) El perfeccionamiento del movimiento
mediante las cadenas cinemáticas se aseguran mediante tres factores básicos.
El primero por un incremento de la amplitud del trabajo de movimiento (ROM),
el segundo por una concentración de la fuerza dinámica en cierta parte de la
amplitud, y por último, una interacción óptima entre los músculos implicados
( Siff y Verhoshansky, 2000). Aunque (Gowitzke y Morris, 1999) habría que
volver a definir el concepto de ingeniería de eslabones para adaptarlo a las
necesidades de los especialistas en actividad física y cinesiología.
El tipo de CADENA
CINÉTICA que presentan los ejercicios es un factor que marca en gran
medida la especificidad de cualquier ejercicio (Vélez, 2000).
Consideraríamos
(Aguado, 1993) como cadena cinética cerrada, aquella en la que los
segmentos corporales que participan se encuentran prisioneros de un segmento
externo (como por ejemplo el pedaleo en una bicicleta, el suelo, un
compañero..), presentando una serie de características (Aguado, 1993):
·
Se pueden producir modificaciones del centro de
gravedad del sujeto (cdg) sin que se liberen las extremidades del sistema.
·
Son cadenas muy estables.
Dicha estabilidad
o "predictibilidad" de las cadenas cinéticas cerradas, puede
constituir un elemento clave sobre la enorme discusión al respecto de las
clasificaciones sobre cadenas cinéticas.
Creemos que no
podría no ser adecuado basar la clasificación de una cadena cerrada
dependiendo de que la articulación periférica de la cadena se encuentre con
una resistencia insuperable (tal como podemos encontrar el citas de autores
como Steindler (1973) ( citado por Gowitzke y Morris, 1999), puesto que en
ese caso cualquier tipo de acción de tipo estático (isométrico) supondrá un
tipo de cadena cerrada.
Autores como Brunnstrom
(1983) encuentran que la mayoría de las cadenas cinéticas vivas son abiertas,
definiendo dos únicas cadenas cerradas en el cuerpo: la compuesta por el
cinturón pélvico (unión de tres segmentos óseos en dos articulaciones
sacroilíacas y en las sínfisis púbica) y el tórax (unión de las 10 costillas
superiores a la columna vertebral y al tórax).
Cadenas semicerradas: No poseen un
extremo libre, sino que sus extremos están sometidos a ciertas cargas. Los
movimientos de batida o salto y muchos de los ejercicios con pesas y máquinas
de musculación pertenecen a este tipo de cadenas (Aguado, 1993).
Cadenas abiertas: En ellas aparece
un pirmer segmento que se encuentra articulado a una base fija y, con
posterioridad se articulan, uno tras otro, un cierto número de segmentos
(Aguado, 1993). Estas cadenas requieren de una mayor exigencia mecánica y
neuromotora, y no perdonan los movimientos "en falso".
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