miércoles, 14 de octubre de 2015

MITOS EN EL DEPORTE Y LA ACTIVIDAD FÍSICA





Prevalencia de mitos o creencias erróneas relacionados con la actividad física
(Adaptado de  Pedro Ángel López Miñarro )
3. Descripción de los mitos seleccionados en relación con la educación física, la medicina deportiva y la salud.


    El currículum educativo actual de la Educación Física  pretende que el alumnado conozca y comprenda los aspectos básicos del funcionamiento del propio cuerpo, valorando los beneficios que suponen los hábitos correctos al realizar ejercicio físico. Para ello plantea dos objetivos:
· Conocimiento y valoración de los efectos que tiene la práctica habitual de actividades físicas en su desarrollo personal y en la mejora de las condiciones de la vida y de la salud.
· La adaptación de una actitud crítica ante las prácticas que tienen efectos negativos para la salud individual y colectiva.
 Los mitos o creencias erróneas, son aquellos conceptos, procedimientos y actitudes que siendo entendidos como verdaderos por la población, existe una comprobación empírica de su falsedad.  Los mitos acerca de la E.F. y deporte, en relación con aspectos biomédicos, han sido y son muy comunes debido a múltiples influencias (de la publicidad, de los propios docentes, entrenadores, monitores poco formados, etc.), las cuales han conducido a prácticas que resultan peligrosas para la salud.
    Diversas son las influencias que han colaborado entre sí en la creación de estos mitos. La influencia publicitaria, centrada especialmente en la televisión, la ausencia de investigaciones (acerca de los mitos) aplicadas al campo de la E.F., los profesores no especialistas con insuficiente preparación, los entrenadores y monitores deportivos con una preparación parcializada, los profesores especialistas tradicionales que abandonaron el proceso de formación continua, la ausencia de un análisis deductivo e inductivo de ciertas prácticas… han constituido un frente de mitos, que perdura aún en la actualidad.
   
   

    Todos estos mitos sólo pueden acarrear problemas desde el punto de vista de la salud, pues cada uno de ellos tiene una acción directa o indirecta sobre sistemas funcionales a los que someten a situaciones de estrés.
    El mito es un camino hacia la instauración de hábitos de ejercicio físico y deportivos que resultan nocivos para la salud. Efectos que se establecen en plazos diferentes según del que se trate. Así ciertos mitos tienen un potencial negativo a corto plazo y sus efectos son evidentes durante y después de la práctica inadecuada (por ejemplo los efectos de la deshidratación); por otro lado, otra serie de mitos ofrecen efectos a medio y largo plazo, por lo que quedan mediatizados por el paso del tiempo, ya que aparecen pasados un tiempo considerablemente largo (por ejemplo el consumo excesivo de proteínas.).
    Así pues, aquellos que tienen efectos a corto plazo permiten una asociación entre el efecto negativo y la conducta que la causa. De esta forma, el ejecutante puede ser consciente de que lo que ha realizado no es adecuado para la salud.
    Por el contrario, aquellos que aparecen a largo plazo, no permiten esta conducta asociativa, puesto que ésta se repite con asiduidad, y cuando aparece su efecto nocivo asociado, tiene una solución bastante problemática.

3. Descripción de los mitos seleccionados en relación con la educación física, la medicina deportiva y la salud.

     El ejercicio físico está adquiriendo una importancia progresiva en la ocupación del tiempo libre en la sociedad actual. Esta realidad no se produce únicamente como consecuencia del fomento del deporte competitivo sino también por la consideración del ejercicio como agente promotor de salud
    En estos últimos años la sociedad española se está deportivizando, en el sentido de que no tan sólo aumenta anualmente el número de españoles que se suman a la práctica del deporte, sino que éste, en sí mismo, es valorado como un fenómeno fundamentalmente positivo y sano para la sociedad. Hay que plantearse algunas cuestiones tales como si se conoce realmente cuál es el ejercicio adecuado para la salud, y si es saludable cualquier tipo de ejercicio físico
    Una idea generalizada bastante incorrecta que se tiene de la práctica del ejercicio físico, que parece desprenderse a veces de forma implícita de los beneficios que se proclaman a nivel popular sobre la salud, es la de que dichos efectos positivos se producen meramente por su práctica, sin explicitar cuáles deben ser los contenidos, volumen e intensidad de dicha práctica deportiva (ver principios del entrenamiento), de acuerdo a las características y circunstancias del individuo, que son los factores que deben ser concretados.
    De forma simplista, existe la creencia de que cuanto más ejercicio físico se realice mayores serán los beneficios en cuanto a salud e imagen corporal. Se han creado una serie de tópicos erróneos y peligrosos tales como "Deporte=salud", "esbeltez=salud", etc.
    Como contrapunto, a esta creencia generalizada del valor positivo "per se" del ejercicio físico sobre la salud, hay que señalar que el ejercicio físico también puede tener como contrapartida una serie de efectos negativos, sobre todo cuando es realizado de forma inadecuada.
    De esta forma Sánchez Bañuelos (1996) señala que es posible establecer la existencia de tres fuentes diferentes distorsionadoras de los efectos y beneficios que la actividad física puede tener sobre la salud, que son:
  1. La idea de que es una especie de panacea.
  2. La gran imprecisión sobre cómo realizarlo, en cuando al tipo de ejercicio, volumen, frecuencia e intensidad.
  3. El desconocimiento de por qué; y en qué circunstancias se generan los efectos "saludables" deseados.
    Así se genera aquel mito que esgrime que todo el deporte es salud, o que los hábitos de un deportista profesional son totalmente saludables. Bajo esta perspectiva, en contraposición a la condición física-salud se encuentra la condición física-rendimiento, basada en la búsqueda del máximo rendimiento. Para este fin se utilizan métodos y medios de entrenamiento que exceden los niveles de actividad fisiológica definidos como saludables en la literatura científica. Este exceso revierte en la aparición de alteraciones en el organismo que desembocan en un funcionamiento inadecuado de los sistemas orgánicos.

    Cuando una persona acomete una práctica de ejercicio o una práctica deportiva después de un período carente de ejercicio físico, sufre un proceso agudo de dolor muscular que coloquialmente se conoce como "agujetas", y que desde el punto de vista científico se denomina dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía.
    El origen de este dolor, que aparece a partir de las 24 horas después de finalizado el ejercicio y que puede permanecer hasta 7 días,  ha causado controversia. La investigación acerca de su origen y tratamiento ha clarificado que el ácido láctico no es el responsable de las agujetas, sino la prevalencia de contracciones excéntricas, que producen microroturas en la unión músculotendinosa.
    La contracción excéntrica en la que se produce una elongación del músculo simultánea a la contracción, para una misma carga de trabajo, utiliza mucho menos oxígeno, menos ATP y se reclutan menos unidades motoras, por lo cual va a ser menor el número de fibras que soportan la carga y por lo tanto será mayor la tendencia a lesionarse su unión con el tejido conectivo.
    A causa de la creencia de que las agujetas se producen por los cristales de lactato, estas personas ingieren agua con bicarbonato e incluso agua con azúcar para combatir estos cristales, lo que supone una posibilidad de generar molestias gastrointestinales, y resultado infructuoso, porque éstas no desaparecen.
    Si el lactato fuese el responsable de las agujetas, cómo explicar las mayores sensaciones de dolor con las contracciones excéntricas, cuando las isométricas y las concéntricas son las que generan mayor cantidad de lactato.
    La alternativa más correcta consiste en realizar un buen calentamiento y evitar, al iniciar un programa de ejercicio físico, aquellos ejercicios que generan las "agujetas", como correr, saltar, etc., ya que en estas actividades las contracciones excéntricas son muy numerosas y de gran intensidad. Hay que dosificar los esfuerzos de una manera progresiva y gradual. Se trata, por tanto, de una medida preventiva. En el caso de que las agujetas se hayan instaurado, se hace necesario repetir el mismo ejercicio que las provocó, pero a menor intensidad, pues ya existe cierta adaptación a tal ejercicio y se han de evitar otros ejercicios ante los cuales no existe adaptación y que pueden provocar mayor dolor postesfuerzo tardío. A este mito se une el de consumir azúcar antes del ejercicio en la convicción de que aumenta el rendimiento. En efecto, el consumo de azúcares es asociado en la actualidad en personas sedentarias y deportistas ocasionales e incluso deportistas asiduos a un aumento del rendimiento. Sin embargo este consumo de bebidas azucaradas en los 30 min. previos al ejercicio tiene un claro efecto de hipoglucémico que provoca la fatiga.

    La obesidad y fundamentalmente, el sobrepeso, afecta a un amplio sector de las sociedades industrializadas y ha llevado a que un importante porcentaje de estas personas deseen perder peso. En efecto, la obesidad se ha convertido en una enfermedad metabólica muy frecuente y la causa de otras patologías que generan una alta morbilidad, así como diversos problemas psicológicos (baja autoestima) y sociales.
    Las causas, aunque diversas, se centran especialmente en la ausencia de una dieta equilibrada, con exceso de calorías, especialmente vacías (no aportan micronutrientes), exceso de ácidos grasos saturados, combinado con el marcado sedentarismo de una sociedad cada vez más tecnificada. En otras ocasiones, la causa de la obesidad responde a factores hormonales, siendo su tratamiento más complejo.
    Tal situación ha llevado a que diferentes personas se planteen el reto de perder peso a través del ejercicio físico. Así pues, la pérdida de peso (reducción de grasa corporal) es una de las razones para hacer ejercicio más extendidas entre la población adulta. Sin embargo, estas personas piensan que para tal fin hay que realizar ejercicio y cuanta más sudoración provoque éste, mayor será la pérdida de peso.
    Esta idea conduce a una práctica muy extendida, consistente en el uso de una vestimenta excesivamente gruesa para las condiciones ambientales, impermeables, o bien de fajas y otros elementos aislantes que combinados con el ejercicio y con la restricción en la ingesta de líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor. Así realizan esfuerzos bajo condiciones terribles, pues pretenden adelgazar a costa de correr a las horas de mayor calor, colocándose un plástico sobre la piel o se introducen en la sauna para sudar abundantemente esperando un efecto adelgazante. Con estas prácticas se exponen al riesgo de alterar su estado de hidratación a causa de una excesiva pérdida de agua. De hecho, un déficit de peso acuoso del 3% es motivo de preocupación cuando no se recupera dentro de un período de 24-48 horas. Y con mayor importancia en los grupos de obesos, ya que éstos tienen mayor predisposición a la enfermedad por calor al producir más energía y por consiguiente mayor aumento de la temperatura interna, porque la grasa por sus características aislantes no permite u obstaculiza su dispersión.
    La deshidratación durante el ejercicio físico causa alteraciones significativas de las funciones corporales que implican los sistemas cardiovascular, termorregulador, metabólico y endocrino.
    El funcionamiento de todos los órganos y sistemas del organismo requieren agua. Es fundamental para los procesos de termorregulación y resulta imprescindible para diversas funciones mecánicas al actuar como lubrificante, por ejemplo, de las articulaciones o como medio que disminuye el roce en el movimiento de las vísceras. Así también la deshidratación provoca que se presenten carencias de iones específicos como el sodio y/o el potasio, que provocan la aparición de intensos calambres musculares y provoca la disminución del volumen plasmático.
    A pesar de que no contiene calorías ni aporta nutrientes a la dieta, el agua es necesaria para la vida. Sirve como mecanismo de transporte para nutrientes, gases y productos de desecho, interviniendo también en las funciones corporales de regulación de la temperatura.  Un organismo mal hidratado será incapaz de soportar las grandes temperaturas originadas por el esfuerzo.
    Una actitud preventiva será necesaria para evitar los riesgos derivados de la hipertermia y la deshidratación. Esta actitud preventiva se fundamentará en aquellas pautas que permitan tolerar mejor el calor y retrasar la deshidratación, así como reponer adecuadamente el líquido perdido. Así pues, desde un punto de vista estrictamente fisiológico, el régimen óptimo de reposición hídrica durante el ejercicio en el calor es aquel en el que se reponen por completo las pérdidas de agua a través del sudor. Es necesario entrenar por las mañanas y/o por las tardes en las horas menos calurosas, y especialmente por la sombra, vistiendo prendas blancas y porosas que permitan la evaporación
    En resumen, con cualquiera de estas prácticas, en cualquier tipo de persona, lo único que se consigue es someter a un gran estrés al organismo ya que el agua perdida debe ser recuperada. El peso acuoso perdido debe recuperarse después del ejercicio, restableciendo el equilibrio hidromineral.
    Así pues, cualquiera de las medidas citadas para aumentar la sudoración están absolutamente contraindicadas. Los medios a utilizar deben atender a la combinación de medidas como la dieta hipocalórica y la práctica de ejercicio físico aeróbico bajo condiciones climáticas adecuadas, teniendo en cuenta la adaptación a largo plazo que necesita el organismo para conseguir una pérdida de tejido graso.

    Muchas personas que realizan ejercicio físico, especialmente culturistas, caen en la moda de creer que el consumo de grandes dosis de proteínas en forma de suplementos, es absolutamente imprescindible para aumentar la masa muscular cuando son totalmente injustificadas (Villegas y Zamora, 1991; Zamora y cols., 1992; Lemon, 1992; Howley y Franks, 1995). Esta idea incorrecta se basa en que las proteínas extras que superan las recomendaciones diarias (15% del total de la ingesta calórica diaria) no son necesarias. En su vertiente más patológica no sólo son innecesarias, sino que son incontables el número de secuelas y alteraciones que su utilización provoca en el cuerpo humano (Colado, 1996).
Así pues, estas personas gastan una considerable cantidad de dinero en unos productos comerciales, que supuestamente producen una mayor masa muscular. Es el mito del consumo de proteínas para muscular, una idea popular y muy generalizada en cuanto que el desarrollo muscular está muy vinculado a ingerir proteínas . Los medios de comunicación y los intereses comerciales han contribuido a divulgar esta idea. Sin embargo la musculación no depende de este consumo exagerado, sino de la cantidad y calidad del trabajo realizado, entendiendo en todos los casos que la mejora de la hipertrofia muscular es siempre proporcional al trabajo realizado y no a las proteínas consumidas.
    Se trata de un negocio rentable que nace del desconocimiento de las posibilidades de generar grandes daños renales con tal consumo exagerado, que sobrepasa las recomendaciones diarias de proteínas.
    La comercialización de estos productos (de elevado precio en general) estaría basada en la idea de que las moléculas de aminoácidos se absorberían más rápidamente por el intestino que las proteínas. Mas, por el contrario, las proteínas de la dieta se absorben rápidamente por el organismo, mientras que estas soluciones de altas concentraciones de aminoácidos atraen agua hacia el intestino, pudiendo provocar molestias gastrointestinales. Así pues, desde el punto de vista patológico, la dieta con un alto nivel de proteínas puede ser potencialmente peligrosa. Las dietas hiperprotéicas pueden crear grandes problemas metabólicos, procesos degradativos de gran perjuicio para la salud ya que las proteínas no se almacenan. La relación de una dieta hiperprotéica con algunos tipos de cáncer y lesiones renales es evidente. Aquí tenemos una gran tarea que la educación nutricional debe corregir.
    Es necesario erradicar estas ideas y concienciar que una dieta adecuada aporta los niveles de proteínas suficientes para aquellos que buscan la musculación. Se trata de ingerir una dieta variada y correctamente balanceada en cuanto aporte de aminoácidos esenciales, tanto en calidad como en cantidad. Así por ejemplo, una buena combinación o suplementación de aminoácidos procedentes de alimentos de origen vegetal permite obtener un correcto aporte proteico (Delgado y cols., 1997).

    Son muchas las personas que a lo largo de su vida, cuando se plantean reducir la adiposidad del tronco, realizan ejercicios abdominales con tal fin.
    Este objetivo nace esencialmente de una tendencia que se resume en la siguiente frase: "No hay cosa que tanto afee la figura humana como un abdomen, un vientre voluminoso, caído, denominado popularmente "curva de la felicidad".
    Si bien, la potenciación abdominal es un objetivo desde el punto de vista de salud por sus efectos preventivos y profilácticos en cuanto al dolor lumbar, no es precisamente la forma de conseguir tal pérdida de peso. Es absolutamente imposible conseguir una pérdida localizada de grasa, ya que el lugar desde el cual provienen los ácidos grasos como combustible durante el ejercicio depende de factores genéticos, morfológicos, hormonales, etc. Así se pierde grasa allí donde más hay acumulada y no existe ningún ejercicio que sea capaz de hacer desaparecer la grasa de una zona concreta. Todo ello se resume en que, simplemente no existe la reducción localizada .
    El problema se agrava cuando estas personas, convencidas de que pierden peso de la zona con la que se ejercitan, se miden el diámetro abdominal inmediatamente al finalizar los ejercicios y lo encuentran reducido. La explicación más sencilla sería atribuir esta reducción a la pérdida de "grasa" abdominal. Sin embargo, este proceso descrito es un fenómeno normal cuando se somete a un tejido a ejercicio, ya que se produce una redistribución de la grasa por efecto de la elevada temperatura, que desaparece después de finalizado el ejercicio y cuando el organismo recupera su homeostasia.
    El problema es el uso de cualquier tipo de ejercicio para adelgazar, conlleva no alcanzar tal pérdida de peso. No lograr el objetivo, provoca que la persona abandone el programa de ejercicio al ser ineficaz y se sumerja en el sedentarismo, el cual se asocia a diversas patologías que disminuyen la calidad de vida. De este modo, si la gente abandona prematuramente la actividad física, los beneficios potenciales del ejercicio físico nunca se logran.
    Además, hay que considerar que las directrices que debe reunir un ejercicio para lograr una reducción del peso graso, es difícilmente asumible por la musculatura abdominal en estas personas.
    Para perder peso es necesario instaurar programas de ejercicio basado en un tipo de ejercicio muy concreto (aeróbico, donde intervengan grandes grupos musculares, a una intensidad moderada, de 3 a 5 sesiones a la semana, e incluso diariamente con un día de descanso). Y ello porque la grasa sólo puede utilizarse como fuente de energía predominante en condiciones aeróbicas.
    Y por otra parte debe realizarse una programación de objetivos, a cumplir por fases, siguiendo las etapas adaptativas del organismo cuando se trata de pérdida de peso, y siempre clarificado que el programa que se inicia se establece a largo plazo.


    En algunas ocasiones, individuos que realizan una práctica deportiva sufren un dolor agudo en el costado derecho, que les incapacita para continuar la actividad o para mantener la intensidad.
    Este dolor, comúnmente denominado flato se convierte en un mito cuando se asocia su prevalencia con la ingestión de agua. El gran problema reside en que la causa del flato, es debida al flujo de sangre y aporte de oxígeno inadecuados a los músculos respiratorios: diafragma y músculos intercostales.
    Más detalladamente, ocurriría el siguiente proceso. El ejercicio que hace trabajar a grandes grupos musculares produce una gran desviación del flujo sanguíneo hacia estos músculos. Como no se produce un ajuste inmediato del riego sanguíneo a los músculos, algunos de éstos, como los respiratorios, se ven forzados a satisfacer sus elevadas demandas energéticas sin el flujo sanguíneo adecuado, produciéndose una situación de isquemia, debido al incremento de la frecuencia y profundidad de las respiraciones. Por tanto, las grandes demandas metabólicas de los músculos respiratorios, no pueden ser satisfechas, y se crea una situación de isquemia de estos músculos produciéndose un síntoma doloroso denominado "flato" (Sánchez, 1992).
    El comienzo de este dolor no es predecible y la naturaleza del dolor es imposible de determinar, variando los síntomas según la persona de que se trate. Por ejemplo, el principiante, durante un ejercicio físico, puede ser particularmente susceptible al dolor en el hipocondrio derecho, ya que su cinética respiratoria no está bien coordinada. No sólo son rápidos e ineficaces sino que la falta de oxígeno y el nivel aumentado de dióxido de carbono estimulan incrementos adicionales de la frecuencia respiratoria. Así se produce una mayor demanda metabólica en los músculos respiratorios y se incrementa la probabilidad de que el flujo sanguíneo no puedan mantener ese ritmo y el dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen se intensifica.
    Todo ello clarifica que el "flato" no es debido a la ingestión de agua, y hay que exaltar que uno de los principios más importantes al hacer ejercicio físico es beber agua (Nieman, 1990) antes, durante y después del ejercicio (Delgado y cols., 1997), porque esta ingestión no es de ninguna manera la causante de tal dolor. Esta idea mitológica es peligrosa porque tal asociación conlleva la abolición de la ingestión de agua, con el peligro de deshidratación y procesos patológicos asociados.
    La aproximación lógica es detener el ejercicio. Las demandas metabólicas de los músculos respiratorios disminuirán inmediatamente, y el flujo sanguíneo a los músculos será suficiente. Hay que aconsejar que no se trate de hacer esfuerzos con "flato", y en caso de que este problema se repita con regularidad iniciar una investigación diagnóstica (Sánchez, 1992).

    Existe la creencia de que el ejercicio causa inevitablemente un aumento del apetito de manera que cualquier déficit calórico se contrarresta rápidamente con un aumento proporcional del consumo de comida (McArdle y cols., 1986; Anderson y cols., 1995). Debido a este mito se indica que cuando se realiza un régimen para adelgazar es preferible no hacer ejercicio.
    Así ocurre que una persona sedentaria que empieza a hacer ejercicio físico de carácter moderado con el propósito de perder peso, sufre un inmediato incremento del apetito, lo que puede a su vez producir un deseo de ingerir alimentos muy superior al gasto calórico generado por el ejercicio. La conclusión a la que podría llegar este sujeto, a través de su experiencia personal, es que el ejercicio físico engorda (Sánchez Bañuelos, 1996). Pero no es así. El problema nace por dos vías diferentes: por un lado se espera un adelgazamiento espontáneo, a corto plazo, y por otro la intensidad y duración del ejercicio normalmente son inadecuadas.
    Efectivamente, hay que destacar que el mecanismo de la ingesta de alimento cuando se realiza ejercicio con el fin de adelgazar, se regula (González, 1997) a medio plazo, no inmediatamente (McArdle y cols., 1986; A.A.V.V., 1992), provocando una disminución de la sensación de apetito tras el ejercicio, siempre que se realice a la intensidad adecuada. Este factor es importante porque si el ejercicio se rige bajo una intensidad moderada, se permite a los triglicéridos ser metabolizados como fuente de energía (Anderson y cols., 1995). Como de éstos hay un exceso, el organismo no necesita recuperarlos y la sensación de hambre no es estimulada (Di Monteventano, 1992). Estudios recientes han demostrado que el ejercicio moderado tiende a disminuir, en realidad, el apetito durante varias horas después de realizar el ejercicio, y que durante este tiempo hay que cubrir las necesidades hídricas del organismo (Anderson y cols., 1995; Lienas, 1996; A.A.V.V., 1992).
    Por el contrario cuando el organismo consume glucosa durante el ejercicio, se advierte su carencia al final de éste hasta que los depósitos de glucógeno del organismo no están llenos nuevamente (Di Monteventano, 1992; Anderson y cols., 1995). En este caso, la estimulación del apetito si que es evidente. Sin embargo, con el ejercicio aeróbico se utilizan en mayor medida los depósitos de triglicéridos (grasas), y hay un exceso de éstos en el organismo no hay necesidad de reponerlos, por lo que no se estimulará el centro del hambre.
    El problema se basa en que el desconocimiento de la metodología apropiada para producir una pérdida de peso, conlleva la presencia de esta idea, y a veces, el abandono del hábito de ejercicio físico con todos los perjuicios que el sedentarismo lleva consigo.
    Para evitarlo es necesario informar de que un ejercicio aeróbico a una intensidad que se sitúe en el primer umbral ventilatorio, no produce un gran descenso de la glucemia, y por el contrario estimula la lipólisis (utilización de triglicéridos como fuente energética), logrando el objetivo propuesto siempre en programas a largo plazo.
    La idea de que estos productos (Reflex etc.) tienen efecto termofénico (aumento de la temperatura muscular) está especialmente extendida entre entrenadores poco formados. La aplicación de estas cremas supone un aumento de la temperatura de la zona aplicada, la piel, pero no del músculo. Existen formas pasivas de calentamiento que a pesar de ser factibles en la practica del entrenamiento son menos eficaces que las formas activas. Algunas pueden ser: duchas o baños calientes, infrarrojos,  friegas para activar la circulación sanguínea o masajes.  Sólo pueden ser consideradas como complemento del calentamiento activo.
Entre estas formas pasivas de calentamiento destacamos el masaje por su asequibilidad. Después de un masaje el potencial de los músculos se ve incluso incrementado. Produce una mayor elasticidad muscular por causa del aumento de temperatura y estimula la producción de líquido sinovial. se ha descrito además que el calentamiento a través de masaje supone un ahorro de energía del deportista que de otro modo gastaría en realizar un calentamiento convencional mas exhaustivo, este masaje va a incrementar el nivel de trabajo muscular y otra de sus ventajas es que no va a producir lesiones en el deportista en su realización como en ocasiones sucede con el calentamiento convencional. También colabora a aumentar la excitación del deportista con bajo tono muscular y puede disminuir su estado de sobreexcitación lo cual dificultaría su rendimiento.
    En definitiva el masaje de calentamiento prepara muscularmente para el esfuerzo facilitando la elongación y contractilidad de los músculos, incrementa la oxigenación muscular y aumenta la temperatura, al mismo tiempo favorecemos que la fatiga retrase su aparición y aumente nuestro rendimiento pues nuestros músculos mejoran su disposición para el esfuerzo.

Características del masaje de calentamiento
    Es un masaje estimulante, a una cadencia rápida y más bien superficial para activar la circulación, calentar los músculos y activar el organismo.
    Duración: Dedicaremos al masaje unos 15 minutos. También es importante no dejar que pase demasiado tiempo antes de la prueba ya que perderíamos los beneficios del calentamiento, no más de 20 minutos.

Beneficios
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Ayuda en la prevención de lesiones
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Calienta músculos y aclimata al organismo
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Mejora la oxigenación muscular
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Aumenta la contractilidad y elasticidad muscular
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Aumenta el flujo sanguíneo regional y local
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Prepara física y psicológicamente al atleta
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Produce un efecto de analgesia en zonas doloridas
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Activa el sistema nervioso


3.9 El mito de los abdominales inferiores y abdominales superiores.
    A la hora de organizar el trabajo de la musculatura abdominal, se ha extendido el mito de que hay que hacer ejercicios específicos para cada zona como la flexión de tronco para el desarrollo de la porción superior y la flexión de la cadera para el desarrollo de la porción inferior. Este mito ha sido fuertemente divulgado por los medios de comunicación, debido a la continua aparición de aparatos y métodos reductores.
  El entrenamiento de la musculatura abdominal está sujeta a múltiples mitos y creencias erróneas (pérdida localizada de grasa en el abdomen realizando "abdominales", etc...), pensamos en el trabajo abdominal como "ejercicio milagro" potenciado por la publicidad televisiva y entrenada de forma esporádica o dirigida, muchas veces de forma inadecuada.
    Todo esto unido a la falta de criterio metodológico para un trabajo adecuado y su incorrecta ejecución (normalmente por un desconocimiento anatómico funcional y kinesiológico). Además es fundamental ya que posee una gran incidencia en la prevención de lesiones y patologías
    El problema es entender, ver y entrenar la musculatura abdominal de manera excesivamente analítica. ¿Qué queremos decir? Pretendemos entrenar los mal llamados abdominales “superiores o los “inferiores” de forma analítica pero no entendemos que el organismo no posee dicha visión (neuromuscularmente hablando) en la mayoría de acciones y existe una acción, simultánea en unos casos y alterna y coordinada en otros, de dicha musculatura. Por ello debemos atender al concepto de "unidad" en el entrenamiento de los músculos abdominales, tan importantes para la salud de nuestra columna vertebral.
    ¿Por qué trabajar la musculatura abdominal?
    Son muchas las razones para trabajar la musculatura abdominal pero la realidad es que la gente utiliza estos ejercicios buscando un fin fundamentalmente estético queremos un abdominal "marcado", sin grasa y pensamos que realizar abdominales es la mejor forma de lograrlo.
la musculatura abdominal y el panículo adiposo NO FORMAN UN TODO si no que constituyen diferentes compartimentos
    En segundo lugar aclarar, que la utilización de la grasa corporal localizada no depende de involucrar a dicha zona mediante ejercicio. Los abdominales son ejercicios localizados, que conllevan un bajo gasto energético. Será más conveniente para quemar grasas realizar ejercicios aeróbicos (producen una mayor movilización de grasa abdominal), además de seguir unos adecuados hábitos alimenticios y nutricionales y también, lógicamente trabajar la musculatura abdominal
Entonces... ¿por qué trabajar la musculatura abdominal?....
    La musculatura abdominal es un componente importantísimo de nuestro equilibrio corporal, de la salud y protección de nuestra columna.
    UNA MUSCULATURA ABDOMINAL BIEN TONIFICADA ES ESENCIAL POR LOS SIGUIENTES ASPECTOS:
·         ABSORCIÓN IMPACTOS producidos por SALTOS, REBOTES, PLIOMETRIA, ETC...
·         COMPENSACIÓN efectos de TRACCIONES DEL PSOAS y MS. LUMBARES
·         ESTABILIZACIÓN del cuerpo de manera que los brazos y piernas puedan realizar cualquier movimiento teniendo como soporte a esta musculatura y forma una CADENA MUSCULAR TRANSMISORA FUERZAS ENTRE PIERNAS Y BRAZOS (adecuada cadena cinética)
·         Proporciona PRESIÓN INTERNA (INTRAABDOMINAL) que mantiene la columna vertebral ESTABLE, reduciendo el estrés en la zona lumbar, produciendo una acción de descarga de presión sobre discos intervertebrales lumbares y estabilizando la columna.
·         COLABORA EN LA VENTILACIÓN (espiración) en la práctica de actividad física.
·         Mantenimiento de vísceras en posición adecuada CONSERVACIÓN ACTITUD ESTÁTICA Y DURANTE EL MOVIMIENTO (estabilización de la pelvis)
·         DISMINUCIÓN DE LA ANTE VERSIÓN PÉLVICA
    
    Debemos conocer la anatomía de los músculos del tronco (cinturón pélvico). Ello es útil con vistas a poder comprender el concepto de "unidad muscular"
Recto anterior
    Con inserción en la pelvis, tiene una importante función en el mantenimiento de la postura erguida de la misma y con ello en el mantenimiento de la curvatura de la columna lumbar. Por tanto flexiona el tórax si la pelvis está fija y levanta la pelvis si el tórax está fijo.
Oblicuo externos (mayores) del abdomen
    Situados uno a cada lado del abdomen, si se contraen los dos al mismo tiempo (bilateral) FLEXIONAN EL TRONCO (reforzando acción del recto) y si se contraen por separado (unilateral) ROTAN EL TRONCO al LADO CONTRARIO del que se contrae.
Oblicuos internos (menores) del abdomen)
    Igualmente situados cada uno al lado del abdomen, realizan misma acción (FLEXIÓN TRONCO) en contracción bilateral y la unilateral realiza una ROTACIÓN AL MISMO LADO del músculo contraído (por tanto agonista en este movimiento junto al oblicuo externo del lado contrario)
    Los músculos RECTOS DEL ABDOMEN así como OBLICUOS Y TRANSVERSOS poseen una importancia capital a la hora de disminuir las PRESIONES SOBRE LOS DISCOS y estructuras adyacentes, especialmente la REGIÓN LUMBAR por lo que es MUY NECESARIO SU FORTALECIMIENTO.
Transverso del abdomen
    No participa directamente en ningún movimiento (carece de función dinámica) pero influye sobre la forma del cuerpo y su estética (presiona los órganos intestinales hacia dentro), contribuyendo al aumento de la presión intraabdominal al contraerse
Músculo psoas iliaco
    Se trata del músculo principal de la FLEXIÓN DE CADERA, ya que el recto anterior del abdomen (también flexor de cadera y además extensor de rodilla), tiene una acción más selectiva en la articulación más distal (rodilla)    El psoas iliaco es considerado el músculo flexor de la cadera más potente    Dicha potencia es determinada en base a que el psoas iliaco se ve involucrado en la mayoría de los movimientos diarios (andar, subir escaleras, etc.)
 
    ¿Existen diferencias entre la zona inferior y superior del abdomen al realizar los ejercicios abdominales?
·         Se destaca el hecho de la obtención por norma de valores más elevados en la zona superior.
·         Incluso en los ejercicios dirigidos hacia la zona abdominal inferior, los valores de la zona abdominal superior son mayores
·         Los dos rectos de abdomen constituyen un grupo funcional que cuando se contrae de forma bilateral se observan valores similares de actividad eléctrica.
·         LA DIFERENCIACIÓN A LA HORA DE EJERCITAR LA MUSCULATURA ABDOMINAL ENTRE ABD. INFERIORES Y SUPERIORES ES ERRÓNEA
·         Es mucho más apropiado hablar de ABDOMINALES MOVILIZANDO TÓRAX O ABDOMINALES MOVILIZANDO PELVIS, o ambos.
·         Movilizando el tren inferior, la zona abdominal superior da mejores valores que la zona abdominal inferior.
    Ha habido y hay gran interés y discusión al respecto del entrenamiento de este grupo muscular y todos hemos visto como, a lo largo del tiempo se han ido proponiendo gran diversidad de ejercicios.
    Un claro ejemplo de la falta de conocimiento al respecto de la estructura y funcionamiento de la musculatura abdominal es proponer ejercicios para trabajar la porción inferior (¿?) del abdominal. Dichos ejercicios se basan en el descenso de piernas extendidas (todos recordamos la sensación de "tracción" y aumento de la lordosis lumbar que experimentábamos en dicho ejercicio...)
En una flexión de cadera y tronco la musculatura abdominal actúa como principal en los primeros 45° de flexión y en una elevación de piernas dicho protagonismo ocurre en los segundos 45° de elevación
    La modificación correcta consiste en una reducción del ROM (rango de movimiento), apareciendo así los encogimientos parciales de tronco y los descensos de piernas extendidas desde 90° a 45°, que eliminan el recorrido durante el cual la acción de los flexores de la cadera es predominante

UN RITMO DE EJECUCIÓN RÁPIDO CONLLEVA
Comenzar con demasiada rapidez y utilizar la inercia como momento de potencia
·        Posibilidad de aumentar la flexión brusca de la columna vertebral cervical
·        Poco tiempo real y efectivo de trabajo muscular
·        No trabajar la contracción excéntrica si se vuelve a la posición inicial rápido.
UN RITMO LENTO CONLLEVA:
·        Mayor tiempo de trabajo muscular
·        Aprovechamiento del recorrido excéntrico
·        Evita aspectos negativos propios del ritmo rápido
·        Posibilidad de paradas isométricas.

 


Falsos mitos del deporte X: El deporte siempre educa
Posted on 31 julio, 2013
Concluimos esta serie de FALSOS MITOS DEL DEPORTE, con el falso mito número diez, “El deporte siempre educa”. La semana que viene haremos un recopilatorio de los diez falsos mitos que sirvan como recurso para los que se inician en la práctica deportiva, y  recordatorio para aquellos que somos deportistas habituales.
Hemos dejado para el final, gran final, un falso mito muy importante para este blog, perteneciente a una institución educativa superior, como la Universidad de Córdoba, con la misión de activar a sus estudiantes, a través del  binomio Deporte y Educación, junto a los beneficios del deporte para la salud, como temas centrales de este proyecto. Y desde ya desmentimos este falso mito: El deporte es una herramienta educativa, PUEDE EDUCAR, pero no siempre lo hace. Por ir más allá, a veces, lamentablemente, DES-EDUCA.
No tenemos nada más que pensar en aquellos deportistas y organizaciones que anteponen la victoria o el triunfo como objetivo, por encima de la salud, la educación o el divertimento. Son aquellos que están dispuestos a hacer trampas, a usar la violencia incluso, dentro y fuera del terreno de juego, para lograr una victoria. Pensemos en un fútbol hiperprofesionalizado y fanatizado, o en el problema del dopaje entre los profesionales de los deportes muy exigentes, como el ciclismo, o ante un gran evento, como unos juegos olímpicos o un campeonato mundial.
Por tanto el Deporte educa cuando es utilizado correctamente para dicho fin; cuando está dirigido y desarrollado por educadores, además de técnicos deportivos; y cuando tiene el objetivo de inculcar valores intrínsecos al deporte que aportan gran valor a las personas y la sociedad. La responsabilidad, el esfuerzo, cumplimiento de las normas, trabajo en equipo y tantos otros positivos y que ya hemos señalado varias con frecuencia en el blog.
Muchos profesionales de la educación, la empresa o el deporte, lo han afirmado, pero en nuestro país es aún una asignatura pendiente, que el deporte salga del ámbito del espectáculo profesionalizado por un lado, o del simple entretenimiento intrascendente, por otro. Recogemos aquí las opiniones de varios de ellos, que destacan el valor educativo del deporte:
“Se publican de vez en cuando reportajes sobre padres que acuden a los partidos de fin de semana de los hijos y se convierten en fanáticos que no ven el extraordinario valor formativo del deporte, sino que solo valoran la victoria y, preferiblemente, con la humillación del adversario. Esa es la cara destructiva del deporte, que también existe. La que convierte al adversario de unos minutos en enemigo casi de por vida. Es evidente que el deporte como actividad tiene excelentes consecuencias para la salud, pero también necesitamos mostrar a los jóvenes que, como competición, enseña incontables valores para la vida. ¿Cuáles son esos valores psicológicos y morales de primerísima magnitud que enseña el deporte de competición adecuadamente practicado? Ahí van 20, y seguro que me me dejo fuera más aún: Actitudes colectivas: compañerismo, solidaridad, sentimiento y orgullo de equipo, confianza en los demás, esfuerzo compartido. Capacidades individuales: esfuerzo, sufrimiento, autoexigencia, ambición razonable (intensa, pero controlada). Objetividad: reconocimiento del mérito ajeno, autoubicación en el mundo real (no en el soñado). Hábitos: importancia del entrenamiento, constancia, paciencia, conciencia de la gradualidad. Habilidades sociales: temple frente al público, control de la tensión y la excitación. Superación: apertura al cambio, ambición de mejora, emulación de la excelencia.” Carlos Arroyo (http://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2013/02/el-deporte-que-educa.html)
“El Deporte tiene unas reglas, árbitros, proceso, competición, valores…. En el Deporte no cabe el… “no me voy a esforzar porque no quiero ser el único que lo haga”. En el deporte… no dar lo máximo, ni entregarte por un bien común simplemente no está bien visto y el que lo hace se auto-excluye. Por otro lado, también nos encontramos con ciertos deportes como el fútbol donde el que se tira en el área y engaña al árbitro para que pite penalty es el más listo del lugar. Pero a medio/largo plazo, no ser honesto (con las reglas, con tu equipo o con tu esfuerzo) se paga en el resultado. Los valores se entrenan y se desarrollan. El Deporte hace que ese entrenamiento sea especialmente eficaz.” Angel sanz (http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2013/02/09/aceptemoslo-somos-unos-tramposos.html)
Sobre las competencias necesarias para salir de la crisis, Angel Sanz se manifiesta en otro esclarecedor artículo:
“… Pero no le podemos pedir peras al olmo. No podemos esperar que nuestra clase política, nuestros directivos o nosotros mismos exprimamos esas cualidades que se necesitan para salir de esta situación con solvencia porque…. ¡No las hemos entrenado!. Así que, me he puesto a buscar soluciones y, ¿sabéis dónde se forman y se entrenan la mayoría de estas ¨competencias estrella”?. ¡En el deporte!. Jack Welch, ex CEO de General Electric y una de las referencias mundiales de gestión empresarial tenía como requisito de selección para aquellos puestos que tenían alguna relevancia en su compañía, que los candidatos hubieran practicado algún deporte en el instituto o en la universidad. Vaya visionario ¿no?.” Angel sanz: (http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2013/03/02/somos-muy-brutitos-le-pedimos-peras-al.html)

“El deporte estimula el rendimiento académico de niños y jóvenes cuando encuentran un entrenador que no sólo les enseñe a patear el balón, a bajarlo con el pecho o a driblar a los adversarios. La Fundación Marcet, que fundó el conocido futbolista español de los ’50 Javier Marcet, defiende la formación en valores por medio del deporte. El esfuerzo, la disciplina, el sacrificio, el espíritu de superación, el compañerismo, la generosidad, el respeto, la honestidad y la humildad para reconocer los propios errores contribuyen en la formación del carácter y la personalidad de los jóvenes. Algunas de las universidades de prestigio en Estados Unidos y muchos departamentos de recursos humanos obtienen más información de los candidatos por sus aficiones, sus actividades deportivas y de servicio a los demás que por sus calificaciones. Como  Harvard, Yale, Stanford y Columbia exigen excelencia académica como condición para admitir a cualquier candidato, buscan la diferencia en eso que dice una conocida canción: “¿a qué dedica el tiempo libre?”. En las solicitudes de admisión, le piden al estudiante que cuente las experiencias extraescolares que ha tenido en sus años previos de formación. Para entrar a Stanford, se le pide que describa sus principales actividades deportivas, de voluntariado y de trabajo. Además, cada interesado tiene que describir, en 500 palabras, una experiencia, un logro o un riesgo que haya asumido, o un dilema ético al que se haya enfrentado y que haya tenido un impacto significativo en su vida. También puede desarrollar un tema personal, local, nacional o internacional de relevancia que le preocupe, o que describa a una persona que haya influido en su vida.” Carlos Miguélez Monroy (http://ccs.org.es/2012/05/28/tambien-el-deporte-educa/)
A la luz de todo ello, no hay duda de que el deporte puede educar, es una potente herramienta educativa, pero en las manos equivocadas no sólo no logrará educar, si no que puede lograr un efecto contrario que hace gran daño a la imagen positiva que en general tiene en la sociedad. Recordemos a esos famosos deportistas que han triunfado en una modalidad deportiva pero fracasado en su vida personal, y que incluso han llegado a arruinarse y caído en el mundo del juego, el alcohol y otras  drogas.
El deporte educa, cuando se tiene un plan educativo, en un centro o una entidad y con profesionales que dirigen la actividad deportiva a ese fin, por encima de objetivos deportivos o intereses profesionales. Utilicemos pues el deporte para que nuestros estudiantes crezcan personal y profesionalmente, y que los valores deportivos ayuden a construir una sociedad mejor.
Imagen de cabecera: las jugadoras de la selección alemana celebran un gol durante la Eurocopa femenina. Galeria de imagenes “Planeta Deportivo” del diario El Pais.
La AMA define el dopaje o doping como la ocurrencia de cualquiera de las siguientes violaciones de las reglas antidopaje:1
  1. La presencia de una sustancia prohibida, sus metabolitos o marcadores, en el cuerpo de un atleta.
  2. El uso, o intento de uso, de una sustancia o método prohibidos.
  3. Rehusarse a suministrar una muestra, no hacerlo sin causa justificada, o evadir de cualquier modo la recolección de muestras.
  4. No estar disponible para las pruebas fuera de competición, no presentar los papeles debidos, o no indicar dónde se encuentra en todo momento (en tres ocasiones a lo largo de 18 meses)
  5. Hacer trampa, o intentar hacer trampa de cualquier forma durante los controles.
  6. La posesión de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos.
  7. La compraventa o intento de compraventa de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos.
  8. Administrar o intentar administrar sustancias o métodos prohibidos a un atleta, o ayudar, alentar, asistir, encubrir o entrar en cualquier tipo de complicidad que involucre una violación o intento de violación de una regla antidopaje.


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